Mi Anécdota Corpista – Dra. Monique Méziat Restrepo

Mi Anécdota Corpista - Dra. Monique Meziat

La Doctora Méziat actualmente se desempeña como Docente del Curso de Premédico de nuestro Centro de Educación Permanente y Continuada, Docente de Nutrición en la Escuela de Enfermería, Coordinadora del área de Acupuntura en la Especialización de TAFV y Docente de la misma, además de ser la actual Directora de Ciencia y Tecnología de MEDICOR.

Tarea muy difícil contar algo, en especial una anécdota con el Doctor Piñeros, pues, el hecho de haber sido formada casi directamente por él, es de por sí, algo de muchas historias. Sus clases para mí siempre eran espectaculares, el uso de las tamboras para explicar los ruidos cardíacos o el de un paquete de papas con su crujir al espicharlo para explicar un estertor y compararlo con un pitillo burbujeando en agua. El dominio en el tablero explicando cosa por cosa, paso por paso volviendo simple y sencillo lo complejo.

El Doctor Piñeros nos hizo amar la semiología, examinar al paciente y analizar cada uno de sus síntomas y signos para llegar a un diagnóstico lo más aproximado posible. Era un clínico envidiable. Pero lo que más nos atraía (a estudiantes y colegas de profesión) de su ejercicio era el valor que le daba a la persona, su manejo integral, cómo individualizaba y explicaba el por qué este o aquel paciente presentaba un cuadro clínico diferente con una misma afección.

Fuimos una institución “avanzada” en tecnología audiovisual. Teníamos lo último en equipos tanto para grabar como para transmitir. Para él, era importante que el estudiante tuviera material que pudiera ver en su tiempo, cuando él quisiera y que pudiera repetirlo las veces que quisiera. Este es otro claro ejemplo de su visión de futuro. En esa época, las otras facultades de medicina nos criticaban, diciendo que en la Corpas se aprendía medicina en “cine”.

Cabe resaltar que, para él, cada estudiante tenía su tiempo, que no éramos todos iguales, algunos requerirían más o menos tiempo para su preparación y había que darles la oportunidad a todos. 50 años después se confirma su visión adelantada con la implementación de metodologías de enseñanza desde la virtualidad, la educación a distancia, entre otros. Además, de la aplicación de programas para evitar la deserción en las IES.

Así como era de comprensible, lo era de exigente. Teníamos problemas con los pacientes con ACV (accidente cerebrovascular), la mortalidad era muy alta; había que clasificar muy bien si era hemorrágico o trombótico porque la terapéutica equivocada podía costar la vida del paciente. Con el tiempo llega el TAC (tomografía computarizada) a Colombia, lo que da un giro importante en patologías como esta. Con imágenes se facilitaba tener un diagnóstico certero; por supuesto, era tecnología muy costosa.

En una ocasión reunió a los profesores de ese entonces y nos dijo: “el que pida un TAC, se va de la Corpas”. Quedamos como se dice popularmente: verdes. Pero él no era rígido. Pensaba, analizaba y después de un tiempo nos volvió a reunir y nos dijo: “está bien, pueden solicitar un TAC, pero el que se equivoque de diagnóstico, se va de la Corpas”. Por supuesto, esta alta tecnología no estaba en todas las clínicas y hospitales, se remitían los pacientes para estudio y esto hizo que, en una institución reconocida, se volvieran famosos los pacientes que remitía la Corpas pues eran de alta precisión diagnóstica.

Sería interminable poder contar lo que se vivía a diario compartiendo con el Doctor Piñeros. Su don de gente, su cultura, su arte, su profesionalismo, la importancia que daba a todos sus colaboradores, su preocupación por el bienestar de todos, su exigencia con la cual no tenía mano blanda. Su disciplina, dedicación y liderazgo lo convertía en un capitán de largas batallas.

¡Gracias Dr. Piñeros!

En cada acto médico nuestro, siempre estará presente.

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